Querida Chile, eres tan difícil de abarcar. Se supone que eres un pinche país enano al final del mundo, y ahora Chile eres planetaria. Eres todo. De ser como una nuez, ahora eres gigante. Aquí ensayo empezar a expresarme, cosa que necesita mi corazón. Prometo hacer de esto un escrito más pleno pronto.
Apenas hace unos momentos me emocioné profundamente escuchando El Baile de los que sobran. ¿Cómo es posible que nos sobre gente? Que tristeza esa realidad de nuestra civilización. No solo la chilena por cierto si no la global. Y en esa tristeza, existe una pequeña pero preciosa alegría: la verdad liberadora de expresarla, de saber entre todos que no se supone que la vida sea así, que se supone que el mundo debiera ser para todos. Nadie nos sobra. Ese sentimiento, es algo que nos une, que tiene verdad, por eso nos emociona tan profundamente: sabemos que todos lo sabemos, sin necesidad de decirse. El mundo, la vida, es para todos.
El mundo donde caben todos los mundos, como dicen los zapatistas. No nos sobra ningún mundo, no nos sobra nadie.
No nos sobra nadie, más bien nos faltan muchos. A todos nos faltan. Acá en México nos faltan los 43 de ayotzinapa, los nombro entre muchos solo por el significado en el corazón. Yo cantaba esa canción, el baile de los que sobran, a todo pulmón en mi adolescencia o incluso cuando me encontré en chicago con chilenos a tomar piscola mientras estudiaba mi doctorado en economía. Bien se podría decir, yo nunca he sobrado en la sociedad: tuve toda la educación convencional que quise. Si quisiera tendría (al menos en principio) acceso a salario muchas veces el salario mínimo. El día 22 de octubre, cuando el movimiento social había apenas reventado, yo “manifestaba” junto a mi familia desde un hotel cerca del aeropuerto comiendo salmón ahumado y ceviche. (En realidad, desesperados por salir de Chile).
Sin embargo, desde hace tiempo me di cuenta que siempre he sobrado. De hecho, no tengo ningún salario hace casi 10 años. Lo que yo quiero hacer con mi vida, legítimamente, no cabe en los esquemas convencionales de lo posible. A la sociedad de la exigencia, de la adultez de la racionalidad, le sobramos todos los que queremos ser tal y como somos, humanos como solo los niños saben serlo. Le sobramos todos.
A las voces de izquierda, del pueblo, les sobran también todos los “malos” del otro lado. A todos los que nos creemos “buenos” nos sobran los “malos”. Y para colmo, yo mismo sobro más que nunca: ¿cómo es posible que diga las cosas inaceptables, no permitidas que digo: que la separación entre buenos y malos es absurda?
Queridos compatriotas chilenos, ¿se dan cuenta como nuestros discursos siempre excluyen a alguien? ¿Te das cuenta que conforme expresas tus sentimientos, emociones, verdades, siempre tienes un ánimo de que otros debieran sentirse o ver la verdad igual que tu? Nadie “debiera sentirse” de ninguna manera, partamos por ahí. Cada quien se siente tal y como se siente. Yo me he sentido excluido, silenciado, con menos y no más, permiso de ser tal y como soy y, con menos y no más espacio para expresarme. Me refiero específicamente a las voces de izquierda anti-lo-que-sea, que obligan cual dictadura a que existe solo una verdad, una sola manera permitida de ver las cosas. En el mundo que propones no caben todos los mundos, sepas que el mío no cabe ahí. No es que me interese que le den permiso al “adversario”, con el cual no me identifico tampoco por los mismos motivos. Me interesa un mundo donde hay otras maneras de contar las cosas, menos absurdas que separar entre buenos y malas.
CHILE DESPERTÓ
Algo pasó y sigue pasando, cierto. Si quieres que me emocione contigo porque por fin le vamos a ganar la guerra a los “malos”, lo siento, no me convoca esa emoción. Es cierto que es tanto lo que hemos sido pisoteados..., que cuando por fin pudiéramos ganar una batalla o guerra contra el poder, sería tan maravilloso, sería un tremendo alivio de justicia a lo que hemos estado esperando por siglos.
Chile, despertemos, no vamos a ganar ninguna guerra. Es una ilusión. No existe una guerra en que alguien de verdad gane.
Si renuncia Piñera, ¿entonces sí ganamos? ¿De verdad? Absurdo. A mi me interesa el espacio donde ya perdimos todos, donde no hay esperanza, por su verdad. Así de radical es el holismo: la esperanza no es un músculo, no es un logro, es algo que sencillamente es. Esperanza que surge de la muerte de todas las expectativas. Mismas que si somos realistas son ilusión.
Querida Chile. Ofrezco acompañar una muerte atroz, por eso tal vez nadie me quiere escuchar. Si uno entiende profundamente el sistema económico convencional, entiende que la desigualdad es un fenómeno endémico, causa natural del dinero emitido como deuda, y no el resultado de codicia ni corrupción.
Algunos señalan: es que Chile fue el laboratorio de los chicago boys, como si la desigualdad y la injusticia ocurriera solo en Chile. Nada que ver. El capitalismo neoliberal ocurre en todas partes, hasta en cuba. Las diferencias, si miras con perspectiva, son menores. El capitalismo neoliberal es en realidad, consecuencia natural de concebir la vida en separación, tal como argumento en extenso en mi ensayo El Espacio Para Una Nueva Forma de Pensar Nuestra Economía (https://scielo.conicyt.cl/pdf/polis/v15n45/art_07.pdf). Si no lo hubieran intelectualizado unos, lo habrían hecho otros: es parte natural de la evolución de nuestra historia, y por eso sigue colonizando todos los rincones del planeta.
El que algunos pocos países sean extremadamente más ricos, y algunas pocas personas en cada país sean extremadamente más ricos que la mayoría, es mayoritariamente un fenómeno de suerte. Los que ya son ricos seguirán siéndolo más y más, porque el dinero y las propiedades de todo tipo rentan. Si no fueran unos serían otros. Ver Entender el dinero (https://www.economiasagrada.com/post/entender-el-dinero-historia-de-una-aldea) para profundizar. En un contexto donde el crecimiento económico es cada vez más difícil (y doloroso), la economía funciona igual que el juego de las sillas musicales. Escúchame bien: no existe política pública que solucione la desigualdad. Solo existen posibles mitigaciones, todas escuálidas. No existe solución adentro de la caja de lo posible. Existe solución en el cambio de guión, de narrativa.
Feliz dia de la muerte.
Les cuento que mucho más de lo que puedo expresar, está muriendo. Tiene que ver mucho con lo personal, con lo íntimo.
(originalmente publicado en facebook el 1 de noviembre, 2019)