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Introducción a economía sagrada

Para hablar de una economía sana primeramente es necesario aclarar de qué está enferma nuestra economía actual. No está enferma de capitalismo, ni de materialismo, ni de desigualdad, ni de egoísmo, ni de ambición. Todos estos son dolorosos, terribles síntomas de una enfermedad más profunda: está enferma de Separación.

En realidad toda nuestra cultura esta enferma de Separación.

Mientras confundimos al síntoma con la verdadera enfermedad nuestros intentos por sanarla fallan tal como falla la medicina convencional enfocada en aminorar síntomas.


No se puede desmantelar el sistema usando para ello las mismas herramientas del sistema. No se puede construir la paz usando como medio la guerra. No se puede construir solidaridad, usando como medio el acusar la falta de solidaridad en los demás.


¿Entonces en qué consiste esta Separación?


Más que una falla ética o un defecto de nuestra civilización, la Separación es una historia, una narrativa, incluso un arreglo organizacional de nuestras neuronas, que implica que percibimos y concebimos el todo a través de los lentes de la separación, es decir, separado. Según ello, la materia y el espíritu están separados, lo doméstico y lo salvaje están separados, la ciudad y la naturaleza están separadas, y una larga lista de etcéteras.


Fundamentalmente, la concepción del yo es la de un ser separado de todos los otros seres y separado del universo. Si todo lo que me rodea es “otredad”, obviamente que mientras más tu tengas menos queda para mí. Por tanto quizás quiera asegurarme que tu no te lleves mi parte. Si pensamos que hay escasez, tu y yo tendremos que competir, por mucho que no nos guste el capitalismo, y alguno de nosotros no alcanzará a satisfacer sus necesidades.


 

Crucialmente, nuestra inteligencia, nuestra racionalidad ha evolucionado por milenios a través de la Separación.

Por ejemplo, cuando queremos entender la fisiología de un animal, disectamos (nótese la palabra disectar) el cadáver del animal, y observamos parte por parte. Cuando queremos entender un alimento, desplegamos la lista de los ingredientes; quizás para completar la información podemos incluir la receta exacta de su preparación: una lista de objetos separados, en este caso una lista de ingredientes y procedimientos. Sin embargo, la sopa que te preparaba tu abuelita cuándo niño, ¿es realmente replicable a través únicamente de una receta con una lista de ingredientes y procedimientos?


La inteligencia basada en la Separación es la inteligencia lógica, lineal, y corresponde a la inteligencia masculina (presente tanto en hombres como mujeres). Por supuesto que no tiene nada de malo en si misma. Tiene su manera sana de utilizarse; la clave está en no ignorar que existen aspectos esenciales del todo que se pierden cuando lo observamos por separado. El problema es que hoy en día se considera como la única forma de inteligencia válida. Es decir, existe un desequilibrio en el uso de nuestra inteligencia humana. La inteligencia femenina, en contraste, es circular, se trata de observar el todo tal cual es.


La ciencia, por ejemplo, está especialmente centrada en la inteligencia masculina. No existe espacio para la inteligencia femenina en la ciencia. Suficiente es notar que el método científico convencional tiene como supuesto fundamental que el observador (el científico) y el objeto bajo observación están separados. Es decir que existe una realidad objetiva allá afuera (separada del observador) que uno puede, con las herramientas adecuadas, observar imparcialmente. (ver post La razón humana).

El sistema económico actual es una expresión exclusiva de inteligencia masculina, de hecho una expresión inmensamente sofisticada de este tipo de inteligencia. No es nada de tonto como muchos acusan, en la desesperación de ver sus devastadoras consecuencias. Siendo la economía y el dinero la prioridad número uno de nuestra civilización, las mentes más brillantes han estado dedicadas a resolver sus interrogantes, pero siempre bajo el prisma de la separación y el uso exclusivo de la lógica lineal.

Como dije antes (y repetiré muchísimas veces pues esto es el meollo del asunto), no se puede desmantelar el sistema usando las herramientas del mismo sistema. 

No se puede cambiar nuestro nefasto sistema económico, claramente dirigido hacia la autodestrucción, usando únicamente inteligencia lógica, lineal, masculina. Al intentar hacer eso lo único que uno podría lograr es recrear esencialmente lo mismo, en el mejor de los casos “un poquito mejor”. Los problemas que enfrentamos hoy en día como humanidad no se solucionan con un sistema “un poquito mejor”. (Ver post "¿Cuando detendremos la destrucción de la naturaleza?") Por eso que no existe una solución política, no es un tema de izquierda versus derecha. No es un tema de “acabar con todos los políticos corruptos y entonces sí lograremos una vida armoniosa”. Ésta es una convicción absurda muy profundamente enraizada en nuestra cultura: tenemos que tener éxito en la batalla contra la "otredad". Es lo mismo que en la agricultura: “cuando acabemos con todas las malezas, con todas las pestes, cuando dominemos a todas las fuerzas de la naturaleza, entonces sí lograremos alimentar a toda la población”. En la medicina: “cuando tengamos todas las vacunas, cuando exterminemos a todos los gérmenes, entonces si tendremos salud”. “Cuando acabemos con todos los terroristas, con todos los dictadores, entonces tendremos paz”.


¿Te das cuenta? Eso nunca va a ocurrir. Esa mentalidad es propia de la concepción del Ser Separado. Por lo demás, incluso si mágicamente llegara el día en que todos los empresarios fueran solidarios, honestos, respetuosos del ambiente, ¡escúchame bien!, incluso si llegara ese día ¡nuestro desastre económico y planetario no se acabaría! 

Por eso que necesitamos hablar de Economía Sagrada. Una economía que no se construye con las herramientas de la narrativa de la Separación. No se construye con Control, no se construye con Lógica lineal (aunque también es absolutamente lógica), no se construye conquistando o dominando las fuerzas que se opongan. Se construye incluyendo. Se construye expandiendo el ser, recordando nuestra verdadera naturaleza.


 

Crecimiento y Deuda en Sistema Económico Actual


Permítanme explicarles brevemente, introductoriamente, la naturaleza de nuestro sistema económico actual. Cada vez que un banco central imprime dinero, lo imprime como deuda, es decir, al término del período debe regresar aumentado por la tasa de interés. Todo el dinero existente, en este y en cualquier momento, está sujeto a pagar interés. No existe moneda oficial que escape a esta realidad.

El crecimiento económico es el aumento de la actividad económica monetaria, medida a través del PGB (producto geográfico bruto: el valor monetario de los bienes y servicios finales producidos en un período). En pocas palabras, la única manera en que el dinero existente pueda pagar su tasa de interés, es imprimiendo más dinero, que a su vez también es emitido como deuda.


La única manera en que este proceso pueda subsistir en el tiempo es que la tasa de crecimiento económico sea igual o superior a la tasa de interés. Si no hay suficiente crecimiento económico, significa que la deuda no puede pagarse en su totalidad, lo cual implica que alguien tiene que caer en bancarrota, ya sean individuos, instituciones o países enteros. (Ver el post Entender el dinero - historia de una aldea para una explicación precisa y sencilla de nuestra institución del dinero).

¿Por qué las crisis financieras son tan comunes hoy en día? Porque cada vez cuesta más trabajo encontrar algún recurso o alguna actividad humana que pueda transformarse en actividad monetaria. Un bosque intacto no aparece en el PGB, no es actividad económica que ayude a solventar la deuda; si lo exploto, ahora sí. Cualquier actividad humana, por ejemplo el cuidado de los niños, mientras esté en el ámbito de la gratuidad, o de la reciprocidad, no aparece en el PGB, pero si se transforma en una actividad monetaria, ahora sí: ayuda a pagar la deuda y a que el país crezca. 


El crecimiento económico es en realidad la transformación de nuestro patrimonio natural, cultural, social y espiritual en actividades comerciales monetarias. Cuando ya la mayor parte de nuestro patrimonio ha sido traspasado al ámbito comercial, cada vez es más difícil, más costoso y más doloroso transformar en dinero aquello que no debiera pertenecerle a nadie, y que a la vez nos pertenece a todos. Por eso que la crisis financiera coexiste con la crisis ambiental y la crisis del alma humana.

¿Cuánto más puede aguantar una economía con deuda creciendo exponencialmente y con una actividad económica virtualmente estancada? ¿Cuánto más puede aguantar la naturaleza la creciente presión por agotar lo poquito que queda? ¿Cuánto más puede soportar el corazón de cada uno de nosotros, la destrucción de la belleza y la creciente fealdad, la alienación, el verse obligado a “ganarse la vida” sacrificando los sueños? Sin duda, que no mucho más.


Sea de derecha o de izquierda el gobierno de turno, sea un país grande y rico o uno pequeño y pobre, ninguno escapa a la necesidad de crecer económicamente. A medida que la presión de la deuda sigue subiendo, los más pequeños (personas, instituciones, empresas, países) caen en bancarrota y los más grandes los absorben, de una u otra manera. (Es por esto que la desigualdad es endémica en el sistema). Pero evidentemente esto no puede seguir así, ni siquiera para los más aventajados.


 

Economía Sagrada


Economía es en su esencia el cuidado de nuestra casa, la TIERRA (‘Eco’ quiere decir ‘casa’). Por eso que en realidad todos somos un poco economistas: a todos nos importa el cuidado de nuestra casa, a todos nos interesa también de qué manera satisfacemos nuestras necesidades y de que manera expresamos nuestros talentos y nuestros regalos que tenemos para entregar.

Entendemos como sagrado aquello que tiene dos atributos esenciales:

  • único, y por tanto irreemplazable y de infinito valor

  • conectado y relacionado (no aislado)

Por ejemplo un huevo industrial comprado en un supermercado no tiene absolutamente nada de irremplazable (está rodeado de miles de huevos idénticos); y a la vez es totalmente anónimo, no tiene ninguna conexión con la tierra de donde proviene ni con las personas que trabajaron hasta que llegara al supermercado, al menos a simple vista no tiene ninguna historia especial que contar. Un huevo de campo, en cambio, que digamos me lo regaló un vecino, es claramente todo lo contrario. Tiene otro valor en todo sentido.


Una Economía Sagrada cuida de nuestra casa, la Tierra, de manera tal que la presencia de lo sagrado en todo lo que hacemos sea acrecentada, en lugar de suprimida —en particular, en la manera en como satisfacemos nuestras necesidades, así como la manera en que expresamos nuestros talentos individuales.El dinero tiende a hacer justo lo contrario: 

  • homogeniza porque casi todo puede traducirse en un precio.

  • desconecta, despersonaliza, porque mientras yo pague no importa quién me lo venda ni qué historia tenga.


 

La naturaleza esencial de la vida es el regalo.


En el origen de la vida misma estaba el Regalo. Nuestra vida comenzó como un regalo, la existencia del planeta es un regalo, el calor y la luz del Sol son un regalo, el agua es un regalo, los limones son un regalo del árbol de limones. Nuestra naturaleza más esencial, el momento en que más feliz nos sentimos y cuando más poderosos somos es cuando estamos sintiendo con nuestras entrañas y todo nuestro ser la Gratitud de estar vivos. De esta gratitud nace el deseo inevitable, inquebrantable, de querer hacer lo más hermoso posible para la vida, de entregar nuestro más hermoso regalo a cambio de lo que hemos recibido.


Si esta es la naturaleza esencial de la vida, no existe ninguna razón por la cual todas nuestras necesidades humanas no puedan satisfacerse, y todos nuestros talentos expresarse, con el espíritu del regalo. La Economía Sagrada es la Economía del Regalo.

Una transacción monetaria es cerrada: al intercambiar el objeto y su precio, la relación termina. Un transacción de regalo es abierta: al generar gratitud, la relación comienza o se nutre. Como un regalo siempre lleva una parte sutil de la persona que lo regala, el objeto no es fácilmente reemplazable. Ciertamente, el regalar construye comunidad, integración, unión entre las personas. (Ver post Hacia la cultura del regalo).

Una antigua compañera en mi vida es la angustia frente a la posibilidad de la escasez, el miedo a quedarme sin. Me contento con observarla como un patrón que no es mi esencia, que no es lo que sé en mi corazón. Pienso que muchos la compartimos. Así como compartimos el dolor de la destrucción de la naturaleza, o la angustia de millones y millones de personas en el mundo de tener que hacer algo que no aman para “ganarse la vida” (y ver que cada vez menos alcanza).

En el corazón está la confianza en que la vida ya es un regalo, que no hay necesidad de “ganársela”. “¿Me doy cuenta?” ¡me digo a mi mismo! Esa escasez, esa supuesta necesidad de dinero, ¿qué tan real es?. En el corazón está la generosidad, el entusiasmo y la inspiración de hacer lo que sea con tal de servir a la belleza de la vida. Frente al hecho ineludible que el sistema financiero va a colapsar sí o sí, no hay necesidad de ser ninguna clase de héroe ni de loco para confiar en la vida, para pararse en una vereda que realmente conduce a los sueños hermosos de nuestro corazón.


Todas las tradiciones de sabiduría expresan el mismo conocimiento acerca de la esencia de la vida: todo está conectado, todos somos uno, todo está relacionado, todos somos familia. No es un principio moral o un estándar de mérito superior, ¡es una realidad del tejido de la vida! Si tu eres parte de mi ser, entonces al tu recibir más yo también recibo más. No tengo cómo perder.


Economía Sagrada es recordar que uno vino a esta vida con un propósito sagrado, único, especial. Mientras uno no entrega su más elevado regalo a la vida, uno se siente que está viviendo cualquier vida menos la propia.

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